"Consumir contenido"
Publicado el 28 de octubre de 2020
Si hay dos palabras que se han convertido en ubicuas últimamente, hasta el punto de que han pasado a ser parte de nuestro vocabulario más o menos habitual y las decimos sin pensar, son “consumir” y “contenido”. De repente, todo es contenido. Ya venía siendo común referirse a la gente que difunde su trabajo principalmente por internet, gente del mundo de YouTube o que hace podcasts como “creadores de contenido”, pero es que últimamente vengo oyendo referirse como “contenido” incluso a series, películas y videojuegos. Parece que el contenido va abarcando más y más, expandiéndose y absorbiendo cada aspecto de nuestro ocio como la nada de la historia interminable.
Y por un lado puedo entender que exista la necesidad de tener un sustantivo genérico que se refiera a todo producto cultural, pero me pregunto si queremos que “contenido” sea esa palabra. Si pensamos en qué es lo que define al contenido, pues es el hecho de estar contenido en un continente. Su única propiedad sería pues, el tener un volumen. El llenar un espacio. Efectivamente, existe gente cuyo trabajo es pensar en estas obras como contenido. Un programador de televisión o radio, que tiene una parrilla de horas que rellenar, efectivamente la única cualidad a la que tiene que dar importancia es la extensión (temporal en este caso), con tal de rellenar las horas de la programación del canal. Desde su punto de vista, todo es contenido y nada más. De forma similar, aunque un poco más abstracta, funcionan las plataformas digitales, que aunque no tienen una programación rígida que rellenar, sí que tienen la necesidad de contener productos que capten y retengan la atención de la gente con el fin de conseguir clientes y que no se vayan a la competencia. Desde el punto de vista de Netflix, lo mismo le vale
Friends
que
Breaking bad
, lo único que importa es que estén contenidos en Netflix para que la gente se deje los cuartos para poder verlos. YouTube gana dinero con los anuncios que ven los espectadores al ver los vídeos, que no han sido producidos por YouTube, sino por creadores independientes. Es decir, el modelo de negocio de YouTube implica la necesidad del trabajo de terceros para poder generar beneficios. Por lo que a YouTube respecta, estos vídeos pueden ser gameplays del
Fortnite
, tutoriales de maquillaje o teorías de la conspiración locas, con tal de que llenen más la abultada parrilla de la plataforma, generando clics y por lo tanto reproducciones de anuncios. Los que suben estos vídeos son, por lo que a YouTube respecta, creadores de contenido y nada más.
En cuanto a “consumir”, de nuevo, ¿qué es lo que significa esta palabra? Al consumir estamos siendo consumidores y por lo tanto adquiriendo un producto o servicio. Por lo tanto, el rol del consumidor es principalmente económico. Cuando hablamos de consumir una serie o un videojuego, estamos diciendo que lo que define ese acto no es que estemos viendo la serie o jugando al juego, sino que estamos participando en una transacción económica por ello. Que estamos siendo consumidores. Consumir también tiene una implicación de gastar, de destruir aquello que está siendo consumido. Por lo general se usa con recursos como la comida o la energía, que efectivamente se gastan al usarlos. Pero la cultura no se gasta al usarla.
The wire
sigue siendo la misma la veamos una vez o diez. Sin embargo, el asociar el consumo a la cultura nos lleva a la necesidad de novedad. Si cada obra “se gasta” al verla una vez, se crea en nosotros una constante necesidad de cosas nuevas, pues las viejas están ya gastadas, que nos llevará a volver a consumir, es decir, a volver a gastar. Y, de nuevo, hay gente que efectivamente tiene que pensar así. Desde el punto de vista de Netflix, los que ven sus series no son más que consumidores, que pagan por el servicio. Si Netflix no hablara de consumir o de contenido, lo estaría haciendo mal. ¿A dónde voy con todo esto, pues? A que yo no soy Netflix, ni YouTube, ni ninguna gran plataforma.
Cuando yo pienso en el cine, las series o el videojuego, pienso en su valor estético, histórico o cultural, no en que sus derechos pertenecen a tal o cual distribuidora. Me interesa su cualidad artística. El aspecto económico es más bien un mal necesario para que estas obras puedan existir en un contexto capitalista. Cuando pienso en Nerdwriter, ContraPoints, Lindsey Ellis, Dayoscript u otros canales de YouTube a los que sigo, no pienso en sus vídeos como contenido de la parrilla de la empresa de publicidad más grande del mundo, sino en su valor como crítica, divulgación, comedia… Por eso, no quiero que las palabras que uso para referirme a las obras o a mi interacción con ellas remita únicamente al aspecto económico, que es precisamente el que menos me interesa, e ignore todos los demás. La verdad es que tampoco tengo una solución. No tengo otra palabra mágica por la que sustituir “contenido” y que funcione, y aunque la tuviera tampoco tendría la varita mágica para que todo el mundo dejara de usar acríticamente la otra, ahora que ya está tan extendida. Pero sí que creo que es importante reflexionar sobre las palabras que usamos, sobre qué significan y sobre quién ha elegido esas palabras, porque el lenguaje es político, y cuando hablamos de cosas como mercado laboral o recursos humanos, en las palabras que elegimos estamos transmitiendo una visión de mundo y unos valores. Una de las grandes victorias de la derecha estadounidense fue cuando consiguió que, en vez de hablar de subidas y bajadas de impuestos, se hablara de carga y alivio de impuestos (
tax burden
y
tax relief
), pues ya en el lenguaje que se usaba para debatir el tema iba implícita la idea de que los impuestos son malos. Otro ejemplo llamativo es que ahora mismo en la política española se puede saber lo que alguien piensa sobre el problema territorial del país sólo por si dice "España" o "estado español". Conviene pues ser críticos con las palabras que usamos y reflexionar sobre la posible carga ideológica que pueden llevar implícita y de la que no somos conscientes, no vaya a ser que de mucho sonar como el departamento de ventas de Netflix acabemos pensando como tal.
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