Si hay un momento clave en
Conversaciones entre amigos
(Sally Rooney, 2017) es cuando Bobbi le dice a Frances «Tú crees que las personas que te gustan son especiales». La frase es parte de una conversación entre la protagonista y su mejor amiga, casi a los tres cuartos del libro. Frances acaba de tener un episodio de su enfermedad todavía sin diagnosticar y está sangrando. Bobbi le ha preparado la bañera, la ayuda a desvestirse y a meterse dentro. Las dos dialogan mientras a la primera se le pasa el dolor. Hablan sobre sus perspectivas de futuro. El diálogo sucede algo así:
¿Qué vas a hacer? Cuando acabemos la carrera.
No lo sé. Trabajar en una universidad, si puedo.
¿Qué quieres decir con «si puedes»?
Creía que te proponías acabar con el capitalismo global.
Bueno, no puedo hacerlo yo sola. Alguien tiene que dedicarse a las tareas menores.
No te veo como una persona dedicada a las tareas menores.
Bueno, serás una catedrática de fama mundial. Darás clases en la Sorbona.
No. Tú crees que las personas que te gustan son especiales. Sólo soy una persona normal. Cuando te gusta alguien, le haces sentir que es diferente del resto. Lo estás haciendo con Nick, como lo hiciste conmigo en su día.
La novela está escrita en primera persona desde el punto de vista de Frances, por lo que todo lo que sabemos del mundo y sus personajes, a excepción de los diálogos literales que enuncian, nos viene filtrado por su punto de vista. Durante toda la novela el personaje de Bobbi ha sido descrito una y otra vez como alguien lleno de virtudes y cualidades. Bobbi es extremadamente guapa, inteligentísima, la más elocuente, siempre agradable al trato, el centro de atención y la favorita de todos. A lo largo de las cosa de 230 páginas que llevamos leídas hemos aprendido a ver a Bobbi a través de los ojos de Frances. La novela nos ha bombardeado con tantas y tan profusas descripciones sobre sus inagotables virtudes o poca oportunidad para contrastarlas que sin darnos cuenta pasamos a creer que es verdad y que Bobbi es realmente el personaje que las páginas describen.
Lo mismo sucede con Nick, que nos es mostrado como alguien tan guapo que uno no puede no fijarse, amable, atento, generoso y preocupado por los demás. En conversación escucha siempre atentamente y hace preguntas inteligentes que muestran que está escuchando. Cuando Frances va a verlo al teatro él es un actor genial y la mediocridad del resto del elenco sólo hace que él destaque aún más. Al igual que con Bobbi, aprendemos a ver a Nick como a este ser humano increíble y admirable.
Por eso esta escena es un toque de atención. Un momento clave que en la cabeza del lector resignifica todo lo que se ha leído hasta ahora y cambia cómo leerá las páginas que quedan. En este momento nos damos cuenta de que Frances no es una narradora fiable y de que todo lo que hemos leído hasta ahora está sesgado por su perspectiva. Que Bobbi y Nick son personas normales con sus virtudes y defectos cuya imagen nos ha llegado totalmente distorsionada por la forma en la que la narradora ve la realidad. A partir de este punto el libro no se lee igual, pues como lectores estamos alerta en cada escena, en cada nueva descripción o línea de diálogo, en busca de la realidad que se esconde tras la narración. Los defectos de Bobbi y Nick se acentúan, sus virtudes palidecen un poco. También cambia radicalmente el cómo vemos a Frances, que deja de ser una persona normal que se ha colado entre gente increíble para ser una persona con una visión distorsionada de la realidad que ve a las personas de su alrededor como mucho mejores de lo que son y a sí misma como inferior al resto. En una frase Rooney consigue darle una capa de lectura extra a toda su novela y que de repente el libro que estamos leyendo sea otro.