Mierdificación (
en inglés) es un término acuñado por el escritor y activista canadiense Cory Doctorow para referirse al proceso mediante el cual los productos tecnológicos de hoy en día empeoran con el paso del tiempo. Doctorow describe la mierdificación como un proceso en cuatro fases. Primero, la empresa hace un producto atractivo que gana muchos usuarios, tanto particulares como otras empresas. Segundo, se empeora la experiencia de los usuarios particulares para beneficiar a las empresas. Tercero, se empeora las condiciones de las empresas que dependen del producto o servicio para beneficio propio. Aquí es cuando solemos decir que el producto está mierdificado. Por último, el producto empeora tanto que los usuarios se van. Es un proceso de expolio.
El ejemplo canónico, tanto por ser el primero como por seguir el proceso a rajatabla, es Facebook. Cuando se lanzó en 2004, Facebook era un servicio para hablar con tus amigos y enterarte de lo que pasaba en sus vidas. Funcionaba perfectamente para lograr ese objetivo. Tenía un diseño limpio y sencillo que cumplía perfectamente su función y nada más. Facebook se extendió como la pólvora y ganó millones de usuarios a nivel global. La gente integró Facebook en sus rutinas como una parte de como se comunicaban con los demás y pasaron a depender de él para su vida social. Esta es la fase uno.
En la segunda fase, Facebook empezó a introducir cosas para beneficiar a los medios de comunicación que publicaban en su página. Ahora, una persona se encontraría en Facebook noticias y artículos de periódicos y revistas intercalados con las actualizaciones de sus amigos. A menudo serían noticias y artículos de medios a los que seguía, pero a menudo no. Facebook empezó a mostrar a sus usuarios publicaciones de empresas a las que no seguían. Esto fue enormemente beneficioso para las páginas web de los medios de comunicación, que vieron su tráfico y sus ingresos aumentar muchísimo. Tanto, que una parte sustancial de sus ingresos pasaron a depender de Facebook y sería un problema muy grande si éstos desaparecieran. Estaban atrapados. Facebook también empezó a tener anuncios. Al principio eran muy baratos y, gracias a todos los datos personales que tenían de sus usuarios, muy bien dirigidos. Estos anuncios generaban mucho tráfico hacia tiendas por muy poco dinero, lo que hizo que muchas tiendas vieran sus beneficios aumentar mucho gracias a anunciarse en Facebook. Tanto que, en algunos casos, pasaron a depender del tráfico de Facebook como una de las principales fuentes de ingresos. Como los medios de comunicación, las tiendas también estaban atrapadas.
Era la hora de la tercera fase. Más anuncios y más publicaciones de cuentas que no seguían para particulares, precios más caros y menos tráfico para empresas. Facebook comenzó a ganar mucho dinero mientras que tanto los usuarios particulares como las empresas recibían un servicio peor, pero nadie se iba porque todos estaban atrapados. Los particulares no se iban porque sus amigos, familias y demás contactos estaban allí. Las empresas no se iban porque incluso con las peores condiciones seguían dependiendo de Facebook para ganar dinero. Ya nadie entra en la página inicial de un periódico.
La cuarta fase sucede cuando el servicio es tan malo que el coste de quedarse es mayor del coste de irse y la gente se empieza a ir. Esto crea un efecto dominó. La gente que se quedaba porque su familia y amigos estaban ahí, cuando éstos dejaron de estar, se fue también. Facebook tiene hoy en día cada vez menos usuarios, además de un problema enorme de recambio generacional. La gente joven no lo toca ni con un palo.
Una cosa importante que entender sobre la mierdificación es que no sucede por accidente. Es un proceso deliberado que unas personas concretas deciden llevar a cabo a sabiendas.
Aunque Doctorow no la llama así, me gusta llamar a la primera fase la fase «demasiado buena para ser verdad». En esta fase el producto es, como el nombre indica, demasiado bueno para ser verdad. Con esto quiero decir que todos los productos candidatos a la mierdificación, cuando están en la primera fase, pierden dinero. No son un negocio rentable. La empresa una la financiación que ha recibido para operar bajo pérdidas durante un tiempo, a menudo años, con el objetivo de ganar usuarios y atraparlos para luego sacarles el dinero en las fases posteriores. Es importante entender esto porque significa que sin la mierdificación los productos demasiado buenos para ser verdad no pueden existir.
A menudo vemos por internet comentarios nostálgicos que piden que vuelva el internet de antes. El Facebook de 2004, el Twitter de 2009, el Netflix de 2015... Detrás de esta nostalgia hay una idea ingenua, que es no ver la conexión entre esos servicios y su estado actual. Pensar que su empeoramiento ha sido un accidente y no el objetivo desde el principio. Facebook en 2004, Twitter en 2009, Netflix en 2015 o Uber durante casi toda su existencia eran servicios que perdían dinero a expuertas. No existe un mundo en el que estos servicios pudieran haber existido en ese estado, estables, a largo plazo. No se empeoraron por accidente. No se corrompieron. No cambiaron de opinión. Cuando estos servicios eran buenos, eran demasiado buenos para ser verdad. No era verdad. Eran buenos solamente con el objetivo de captar los suficientes usuarios y atraparlos para luego poder empeorarse y volverse rentables a costa de esos usuarios cautivos.
Este texto lo escribo un poco al hilo de la reciente debacle de Bluesky, en la que la CEO, Jay Graber, ha comunicado de forma bastante torpe que desde la empresa no van a moderar el discurso de odio tránsfobo que sucede en su red social. Esto ha enfadado a mucha gente con razón, pero lo que me apena un poco es que también parece haber sorprendido a mucha gente. Bluesky, en una campaña de marketing excelente, se ha posicionado en el imaginario colectivo como el Twitter bueno, donde no hay nazis ni estafas ni bots porno. Su diseño acompaña mucho a este marketing: limpio, amable, centrado en el usuario. Recuerda mucho al Twitter de 2009 (¿Veis el patrón? Codo, codo, guiño guiño). Consiguieron que mucha gente sintiera esperanza y se fuera de Twitter ilusionada. Bastante gente parece tener a Graber en estima, si no en un pedestal.
Bluesky es una startup de Silicon Valley financiada con capital riesgo. En este momento, Bluesky no tiene fuentes de ingreso. Sólo tiene costes. No es una situación estable. Además, los inversores que han puesto su dinero ahí esperan ver un retorno a su inversión. Estoy de acuerdo en que es una pena que Bluesky se mierdifique. Es una red social bastante agradable en este momento y me gustaría que durara más. Todavía tardará años en convertirse en el estercolero que es Twitter hoy en día, pero habría preferido que se demoraran más en emprender ese camino. Lo que no es, por muy triste que sea, es sorprendente. Bluesky es ahora mismo demasiado bueno para ser verdad. Ya está en el camino de la mierdificación, lo estaba desde el primer día, porque ningún servicio con ánimo de lucro sería demasiado bueno para ser verdad si no planea recorrer el resto del camino. Nadie quiere perder dinero. ¿Qué esperábamos?