(J Blakeson, 2020) es un thriller genial sobre una mujer que dirige una empresa de cuidados de personas ancianas. La empresa en realidad tiene como objetivo estafar a estas personas, compinchándose con sus médicos para que falsifiquen sus historias exagerando los rasgos de incapacidad para que un juez falle a favor de asignarles un tutor legal. Marla Grayson, interpretada por Rosamund Pike, entonces interna a la persona en una residencia de confianza en la que sabe que no tendrá acceso a teléfono ni a visitas de sus familiares y gestiona sus bienes para vender todas las propiedades y transferir el dinero a su cuenta en forma de pago por los servicios. El thriller comienza cuando sin saberlo intenta estafar de esta manera a la madre de un capo de la mafia, convirtiéndose así en objetivo del crimen organizado. La interpretación de Pike haciendo de mala vuelve a ser tan espectacular como en
(David Fincher, 2014).
Este texto, como puede deducirse por el título, desvela el final de la película.
Al final de la película Marla se alía con Roman, el capo de la mafia interpretado por Peter Dinklage, para expandir la estafa a una red de empresas a nivel nacional, usando el dinero de la mafia para crecer y repartiéndose los beneficios. En la última escena, Marla es asesinada por un familiar de una de las ancianas estafadas mientras sale de una entevista en la televisión. El asesino es un personaje que ya había salido antes al principio de la película, insultándola y amenazándola por la calle, e intentando llevarla a juicio, pero es mayormente un personaje intrascendente que se usa para presentar a la protagonista antes de que comience la trama per se.
El asesinato de Marla me parece bastante ingénuo. Al final de la película Marla es asesinada por una de sus víctimas, en una especie de acto kármico, de justicia o compensación por el mal que ha causado. Es un final que me deja con la sensación de querer darle al espectador lo que quiere, o al menos una suerte de consuelo, de reconciliación final. Como si la película intentara decir que hay gente muy mala muy mala muy mala, pero al final les toca pagar por sus acciones. También es difícil de creer que una persona que ha conseguido sobrevivir a ser objetivo del crimen organizado e incluso ha salido beneficiada de ello termine así. Puede funcionar para una película como
(Joel y Ethan Coen, 2007), que va sobre un anciano sheriff abrumado por el exceso de violencia a su alrededor, pero no termina de funcionar aquí.
La película pretende ser una crítica a la ideología neoliberal. El objetivo de Marla es ser rica, y hará lo que haga falta para ello. Las reglas, leyes e instituciones públicas son herramientas para ser explotadas y ganar dinero. Al final de la película, en la entrevista que le hacen a Marla en televisión justo antes de morir, el entrevistador le pregunta "Has tenido un éxito impresionante en muy poco tiempo. Marla, ¿cuál es tu secreto?", y ella contesta "Sólo hay que esforzarse, y tener el valor y la determinación de no rendirse jamás". Esta es una crítica bastante evidente al discurso de la cultura del esfuerzo.
En general la película funciona bastante bien como crítica, pero se deja una cosa. La mayoría de la gente no va a llegar a rica aunque haga trampa. Al poder establecido no le interesa nueva competencia, y si algo se le da bien al poder económico es absorber o desbancar a la competencia o a los intentos de competencia.
Mientras veía la película yo creía que Marla iba a morir, pero pensaba que sería a manos de la mafia. Incluso después del trato que hacen para expandir el negocio habría tenido sentido que la mafia la matara. Es la historia de
, o de Stringer Bell en
, la persona de origen humilde que intenta comprarse un hueco entre los ricos pero es expulsada porque en realidad no pertenece.
Un final mucho más interesante habría sido que, después de que monten todo el tinglado de empresas a nivel nacional y se hagan con el control de las residencias y el tutelaje por todo el país, después de que extiendan la estafa a todas partes y la cosa esté funcionando, la mafia se cargue a Marla. En una forma de ver el mundo en la que las personas sólo valen el dinero que pueden producir, ya ha hecho su trabajo y puede ser más peligrosa que beneficiosa. La película sería así una alegoría interesante sobre la gente que actúa en detrimento propio y beneficio de sus superiores porque cree que algún día ocupará ese lugar. Porque lo cierto es que la mayoría de ellos nunca lo hacen.
Es un tema bastante recurrente en la filmografía de Scorsese la persona que se pone al servicio de alguien poderoso y con pocos escrúpulos, ya sea la mafia o Wall Street, como forma de acelerar el ascensor social. Lo vemos en
(1990),
(1995),
(2013) o
(2019), por nombrar unas pocas. Estas películas de Scorsese suelen tener forma de curva parabólica, de ascenso y caída, pero el personaje no cae por justicia o a consecuencia de sus acciones, sino porque esa posición de poder que alcanzan es también una posición de enorme peligro, tanto por parte de la competencia como de los que ahora son sus subordinados y que también quieren ascender de la misma manera. Me parece una forma mucho más acertada de tratar el tema que la esperanza en el karma.