Fotograma de la película
Gangs of New York, dos roedores y cierto tradicional desayuno castellano
Publicado el 26 de noviembre de 2023
Entre 1845 y 1849 una enfermedad afectó a los cultivos de patata de toda Europa, reduciendo drásticamente la producción de las cosechas. En Irlanda la dieta de gran parte de la población dependía en gran medida de la patata como fuente principal de hidratos de carbono. Esta enfermedad causó lo que se conoce como la hambruna de la patata irlandesa, que causó la muerte de cerca de un millón de irlandeses y la emigración de otro millón fuera de Irlanda. Muchos de ellos viajaron a Estados Unidos. Nueva York recibió en aquellos años un aluvión de inmigrantes irlandeses que viajaban desde Europa huyendo del hambre. Esta llegada masiva de inmigración irlandesa provocó sentimientos de xenofobia en parte de la población local y fue causa de disturbios raciales en la ciudad.
En este contexto sucede
Gangs of New York
(Martin Scorsese, 2002). Amsterdam Vallon, interpretado por Leonardo DiCaprio, es el hijo de un sacerdote irlandés asesinado por Bill Cutting (Daniel Day Lewis), líder de los “Nativos”, en una de las peleas raciales mencionadas antes, y busca venganza. La película narra la infiltración de Vallon en la banda de Cutting y la posterior formación de su propia banda para combatir a los nativos y proteger a los irlandeses de Nueva York. En paralelo, la película nos muestra las fluctuantes alianzas entre estas bandas del sur de Manhattan y la política municipal mediante la figura del político corrupto William M. Tweed, y sus intentos de aprovecharse de las rencillas internas de las bandas para ganar votos a la alcaldía. Como telón de fondo está la guerra civil y los intentos del gobierno federal de reclutar soldados para luchar en el sur.
Durante la mayoría de la película, el foco está en el personaje de DiCaprio y su venganza. La primera escena nos muestra el asesinato de su padre cuando él aún es un niño. El resto de la película lo sigue a través del orfanato, el regreso al sur de Manhattan y sus andanzas por las bandas criminales del barrio, mientras trata de vengar la muerte de su padre. El tono es el habitual en una historia así. El malo es muy malo, todos los sentimientos son muy intensos y cada discusión, pelea y plan es un momento de gran intensidad dramática. La interpretación de Daniel Day Lewis como jefe de la banda de los nativos, dando vida a un psicópata megalómano y obseso del control, es magistral y contribuye mucho a que este enfoque funcione.
Al final de la película, el tono de un bandazo brusco que es muy interesante. Es el momento final. La banda de los “Nativos” liderada por Bill Cutting y la banda de los irlandeses “Conejos Muertos” liderada por Amsterdam Vallon van a enfrentarse en la plaza de Five Points en una batalla a muerte, que recuerda mucho a la batalla de la primera escena en la que murió el padre de Vallon. En paralelo, los intentos del gobierno federal de aumentar las tasas de reclutamiento obligando a inmigrantes irlandeses a alistarse en el ejército han causado una ola de disturbios por toda la ciudad de Nueva York. Unos disturbios tan violentos y numerosos que la policía no da abasto y hace falta que venga el ejército a reprimirlos. Los barcos militares rodean la península de Manhattan y disparan con sus cañones a las calles de la ciudad con el objetivo de detener los disturbios. Cuando las bandas de Cutting a Vallon están a punto de enfrentarse, una salva de cañonazos cae en la plaza de Five Points tirando a todos al suelo, causando heridos y muertos y levantando una enorme polvareda. Cuando el ejército los encuentra los confunde y piensa que son otro grupo de causantes de disturbios por el tema del reclutamiento, y los reprime igual. La mayoría de combatientes huye en desbandada.
La escena es todo menos épica. En nada se parece a la batalla que abre la película, ni en tono ni en contenido. Los cañones y bayonetas del ejército masacran a los cuchillos y garrotes de las bandas callejeras de Nueva York. Cutting y Vallon nunca llegan a enfrentarse en combate. Al final los vemos a los dos tirados en el suelo, cubiertos de sangre y polvo de los escombros, dos ratas pelando por un churro con música de Linkin Park de fondo. El único personaje importante de la película que sale ganando es Tweed, el político, que consigue acabar con los disturbios, proteger los barrios ricos y conservar su puesto en el poder.
Gangs of New York
usa el enfoque para hablar sobre cómo la pelea del penúltimo contra el último es un recurso del poder para mantenerse y mantener las estructuras de opresión. Mientras la película nos muestra las andanzas de los personajes de DiCaprio y Daniel Day Lewis vemos el mundo a través de sus ojos, lo que es importante para ellos, lo que buscan conseguir, a quiénes consideran amigos y enemigos. El cambio de enfoque sirve para relativizar sus puntos de vista y que nos demos cuenta de su visión de túnel. Mientras están inmersos en sus rencillas de bandas están confinados en los barrios pobres del sur de Manhattan, haciéndose daño sólo entre ellos y malvendiendo sus votos e influencia de caciques a políticos corruptos a cambio de migas, sin entender que sus intereses comunes son más que sus diferencias.
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