La belleza de no saber cómo funciona Pokémon
Publicado el 22 de septiembre de 2020
He jugado mucho a
Pokémon
. De niño metí una cantidad obscena de horas al
Esmeralda
y al
Perla
, además de pasarme también el
Verde hoja
de un amigo y gran parte del
Blanco
con mi primo. Ya en la carrera descubrí el mundo de los juegos hechos por fans, de los que he jugado un puñado y a los que también he dedicado más horas de las que me gustaría admitir. Sobre todo en
Reborn
, donde mi equipo está entrenado con naturaleza y EVs óptimos. Jugué OU competitivo en sexta generación y llegué a alcanzar un ELO bastante respetable, aunque no fuera estelar, en mi mejor momento. Lo que vengo a decir es que tengo un conocimiento bastante profundo de los sistemas de
Pokémon
. Sé cómo el juego calcula sus números, sé cómo se diseñan pokémon y equipos óptimos, y sé cómo se producen y se entrenan éstos para que lleguen a maximizar sus números. He dedicado tiempo a investigar y aprender estos sistemas y a poner en práctica mi conocimiento de ellos. Y ahora, después de tanto esfuerzo, voy a revelarme contra todo ello.
Lo primero que hay que decir de
Pokémon
es que no es un juego sino dos. Por un lado, un JRPG en el que el jugador va avanzando en una historia con un equipo que va formando con lo que captura a lo largo de la partida. Algo más bien parecido a un
Final fantasy
, vamos. Por otro lado, resulta que el combate de este juego es lo bastante profundo como para que dos jugadores quieran enfrentarse en él, lo que resulta en un juego de estrategia por turnos cuya dinámica de partidas, rankings y torneos se acaba pareciendo más al ajedrez o a
Magic: The gathering
. El problema es que nadie juega al modo historia del ajedrez ni al competitivo de
Final fantasy
, así que
Pokémon
tiene el reto más bien único de satisfacer con un solo sistema a dos juegos tan distintos. Para poder jugar competitivo, hay que conocer al dedillo el funcionamiento interno del juego. El juego competitivo requiere de la capacidad de ver, entender y manipular los números para poder tomar decisiones estratégicas. Aquí es donde entran en juego los artículos técnicos de Bulbapedia, las guías de Smogon, la calculadora de daño, el editor de
Pokémon Showdown
… Todos estos recursos son imprescindibles para que pueda existir una escena competitiva que realmente ponga a prueba la capacidad de razonamiento estratégico de los jugadores y no su capacidad para acceder a conocimiento del juego, y son lo que permite que el competitivo de
Pokémon
exista y sea tan activo y rico como es.
Sin embargo, si nos alejamos del competitivo, es muy interesante mirar no a lo que las mecánicas específicas hacen a nivel numérico, sino a lo que representan. Pare ello me centraré en los valores individuales (IVs) y los puntos de esfuerzo (EVs). A cada pokémon, cuando es generado por el juego, se le asignan 6 números enteros aleatorios entre 0 y 31, llamados IVs. Estos números son constantes para el bicho al que pertenecen e incrementan cada uno su estadística correspondiente por ese número. Esto hace que dos pokémon de la misma especie con el mismo nivel tengan estadísticas ligeramente distintas a causa de estos valores. Como detalle extra, cuando dos pokémon ponen un huevo, la cría heredará 3 de los IVs de los padres mientras que sólo generará aleatoriamente los otros 3. Herencia y mutaciones. Con esto el juego está intentando emular la genética, haciendo que cada pokémon sea ligeramente distinto y por lo tanto único. Lo de heredar parte de las propiedades de los padres podría parecer casual, pero es lo que permite a los jugadores competitivos hacer crianza selectiva para conseguir las crías más fuertes posibles. Los puntos de esfuerzo o EVs por otro lado se obtienen combatiendo. Cada vez que un pokémon derrota a otro obtiene unos pocos EVs que aumentan ligeramente una de sus estadísticas. Esto hace que los pokémon de los entrenadores sean siempre algo más fuertes que los salvajes, incluso cuando el jugador no intenta explotar esta mecánica. Ya cuando estaba en primaria teníamos la intuición de que esto sucedía sin tener ni idea de lo que el juego estaba haciendo por detrás, porque es lo bastante visible como para resultar intuitivamente notable sin romper el juego. Al igual que los IVs, los EVs contribuyes también a que cada pokémon sea ligeramente distinto, ya que es prácticamente imposible que dos pokémon reciban exactamente el mismo entrenamiento a menos que el jugador lo planifique.
También es importante notar que el juego no quiere que se conozcan los sistemas. Desde Nintendo han sido siempre muy opacos con la forma en la que el juego calcula sus números y el conocimiento que se tiene es gracias a ingeniería inversa y a esfuerzos de la comunidad, que han aprendido a golpe de prueba y error. El juego ni siquiera reconoce la existencia de los EVs y los IVs. Las naturalezas de los pokémon, otro rasgo individual generado al azar, son palabras que no parecen decir nada y fue responsabilidad de la comunidad asociarlos a cambios en las estadísticas. Y creo que esto, aunque pueda enfadar a gente, es muy bonito. Lo que el juego intenta es crear una ilusión de que cada pokémon es único en función de sus genes y su entrenamiento, porque en realidad
Pokémon
siempre ha tratado más sobre el viaje personal de cada uno y su vínculo sentimental con su equipo que sobre la cría industrial de monstruos de élite entrenados para el combate. Cuando los jugadores aprenden a crear pokémon idénticos de forma reproducible parte de esa magia se pierde, y lo que queda son unos sistemas realmente tediosos de abusar porque no estaban pensados para ser explotados. Cuando se conoce el funcionamiento de estos sistemas, pierden el anclaje que pudieran tener al mundo en la cabeza del jugador y se convierten en simplemente números que no hablan de nada más que de sí mismos. Además, toda esa opacidad no ha impedido a la comunidad crear Bulbapedia y Smogon. Sólo han hecho que no sea el camino por defecto, que el jugador medio viva la experiencia rodeado de esta magia creada por un sistema lo bastante intrincado y opaco como para parecer orgánico, mientras que el que quiera mirar detrás de la cortina termina encontrando todas las herramientas que necesita a nada que escarbe un poco.
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