En mi oficina hay tés. Hay un calentador de agua y bolsitas de tés e infusiones de distintos tipos que uno puede prepararse. Desde que trabajé por primera vez en una oficina en la que había té a disposición de los empleados tengo por costumbre tomarme uno al llegar por la mañana mientras leo los correos y mensajes que se me han acumulado durante la noche.
En los últimos pocos meses, he ido notando un cambio en los tés que hay en mi oficina. Hace un año, en la parte de la cocina donde están las infusiones uno podía encontrarse diferentes tipos de tés e infusiones: té verde, rojo, negro, earl gray, chai, con canela, con menta, rooibos, tila, manzanilla… Diferentes sabores al gusto de cada uno. Poco a poco estos han ido desapareciendo y han sido sustituidos por otros tés. Tés que no sé lo que son. Té de la mañana, té de la tarde, té de la noche, té détox, té relajante, té para la ansiedad, té limpiador… Cada vez me cuesta más encontrar un té que tomarme porque no encuentro el té para la gente que no está estresada, ni intoxicada, ni sucia, ni con ansiedad. ¿Dónde está el té para la gente a la que le gusta el sabor del té?
Parece que el té es una bebida que se toma, no porque a uno le guste su sabor, sino para obtener algo a cambio. Sospecho que hay gente a la que no le gusta demasiado el té, pero que en algún lado han oído que esto debe de tener propiedades curativas mágicas milenarias descubiertas por los antiguos chinos y que se lo toman como quien se toma una medicina, porque si no no me lo explico. Lo que no sabía y voy descubriendo con terror es que al parecer esta gente es mayoría, o al menos suficientes como para haber logrado llevar a cabo un reemplazo de los tés disponibles en mi oficina y desbancado casi totalmente los normales.
Creo que no hace falta que todas y cada una de las cosas que hacemos en el día tengan un objetivo detrás. A veces está bien simplemente tomarse un té, sin que tenga que ser un remedio para la ansiedad o un desintoxicante. Está bueno. No hace falta darle muchas más vueltas. No hay chocolatinas antiestrés ni mandarinas adelgazantes. ¿Por qué hace falta que el té tenga un propósito? Quiero que vuelvan los tés para la gente a la que le gusta el sabor del té.