El primer personaje que jugué de continuo en
, allá por 2013, fue Katarina. Había jugado otros aquí y allá, personajes que estaban gratis esa semana o eran muy baratos, pero el primero por el que me decanté para jugar mucho fue ese. Tengo el recuerdo de hojear la lista de personajes, entrando en los que me llamaran la atención, y sentirme muy atraído hacia la idea de que las habilidades de Katarina no tenían coste de maná. Todas eran gratis. Por aquel entonces el juego se me hacía excesivamente complejo y abrumador, demasiadas cosas a tener en la cabeza al mismo tiempo, y un personaje que me permitiera liberar algo de espacio mental sonaba muy prometedor.
Salto a un par de años más tarde. El maná es invisible. Es como si no existiera. Puedo jugar cualquier personaje y tirar habilidades sin pensar mucho en su coste y, a menos que sea un caso extremo como cuando a Corki le duplicaron los costes de maná de un parche al siguiente, nunca me quedo sin. No tengo que andar racionando. No tengo que andar pensando si me queda mucho o poco. Simplemente sale bien.
La gestión del maná es un caso curioso en
. Los jugadores novatos no saben gestionarlo y se quedan sin, los jugadores más experimentados saben gestionarlo a la perfección, pero no saben explicar cómo se gestiona el maná. A diferencia de otros elementos del juego que incluso a jugadores más experimentados les pueden requerir un ejercicio mental activo, como la gestión de la visión, el posicionamiento o las oleadas de minions, la gestión del maná es algo que simplemente sale. Los jugadores aprenden a tirar hechizos con una frecuencia que de alguna forma se siente bien, se siente correcta, que no es necesariamente la marcada por los enfriamientos de esos hechizos y que funciona para poder jugar bien sin quedarse sin maná. Los jugadores aprenden cómo jugar esa parte del juego tan bien que pueden liberar completamente ese espacio mental sin tener que coger a un personaje cuyas habilidades son gratis como Katarina.
Este nivel de aprendizaje tan profundo me parece muy interesante porque el caso de la gestión del maná no es un tema puramente de reflejos. Se puede reaccionar instintivamente a pulsar un botón en el momento correcto reaccionando a un estímulo de la pantalla, cuando todo sucede en fracciones de segundo, pero la gestión de un recurso es otro tema, algo que en principio debería requerir el prever repercusiones a más largo plazo. Y, sin embargo, de alguna forma los jugadores de
consiguen hacerlo instintivo. Consiguen desarrollar inconscientemente una cadencia de uso de sus habilidades que de alguna forma se siente bien y que resulta ser la correcta para su personaje. Incluso pueden empezar a jugar un personaje nuevo y llevar bien la gestión del maná sin tener que pensar en ello. Cabría preguntarse si este fenómeno es casual o si los costes de maná y la velocidad de regeneración están cuidadosamente equilibrados por parte de los diseñadores de Riot para lograr este fenómeno. También es interesante preguntarse qué otras mecánicas en principio racionales, de éste u otros juegos, pueden lograr este nivel de aprendizaje profundo en el que el jugador es capaz de jugar de forma óptima únicamente por instinto, liberando ese espacio mental para otras tareas.