Sobre el papel, el modo infinito de
es infinito. No hay condición de victoria. El juego consiste en una sucesión de periodos de calma en los que el jugador construye, explora e investiga y tormentas en las que las temperaturas descienden súbitamente y hay que sobrevivir como se pueda. Las tormentas tienen una función doble porque también limpian el mapa exterior y renuevan los recursos que se obtienen mediante la exploración, haciéndolos también infinitos. Como digo, sobre el papel este modo es infinito. Lo único que puede hacer que la partida termine es la derrota del jugador. Mientras logremos evitarla, la partida se alarga para siempre. Entonces, ¿por qué digo que no lo es?
Es importante entender cómo funciona la mecánica del frío de
, ya que es la mecánica central del juego. Si un edificio está a 0 grados o más la gente que está en él está a salvo y no puede enfermar. De ahí para abajo cada descenso de 10 grados aumenta el riesgo de enfermedad y muerte de los ciudadanos que pasen tiempo en él. Hay una temperatura ambiente que marca la temperatura por defecto de todo el mapa. Ésta va variando con el tiempo. Es muy fría. Los edificios pueden aumentar su temperatura mediante tres mecánicas. El aislamiento es una propiedad pasiva de los edificios que puede aumentar su temperatura en 0, 10, 20 o 30 grados. Los edificios mejores, más caros y que se desbloquean más tarde suelen tener mejor aislamiento. Cada edificio individualmente puede encender la calefacción. Ésta consume carbón pero aumenta la temperatura en 10, 20 o 30 grados dependiendo de cuántas mejoras se hayan investigado. Por último, el generador en el centro de la ciudad produce calor en un radio a su alrededor y en las calderas que podemos colocar por el mapa. El generador aumenta la temperatura en 10, 20, 30 o 40 grados a su alrededor en un radio mayor o menor en función de las mejoras investigadas y la cantidad de carbón que el jugador decida gastar.

El juego está muy visiblemente equilibrado para sus diferentes campañas, que forman el principal modo de juego. Las campañas son historias de duración acotada en las que el jugador tiene que construir una ciudad y completar una serie de objetivos mientras reacciona a varios eventos guionizados. Todas las campañas terminan con un evento final que sirve de desafío y pone a prueba la ciudad que se ha construido. Las campañas duran una cantidad concreta de días, con muy poquita variación, lo que significa que el jugador tiene una cantidad limitada de tiempo para construir, explorar e investigar. Crucialmente, no da tiempo a investigar todo el árbol de tecnologías ni a construir todos los edificios en su grado de mejora más alto antes de que la historia termine, lo que obliga al jugador a tomar decisiones y priorizar. Hay unos recursos, los núcleos de vapor, que son limitados en su número y necesarios para hacer algunos de los edificios y mejoras más avanzados. Decidir dónde se usan los núcleos de vapor es una de las decisiones estratégicas fundamentales del juego ya que no hay suficientes para todo y priorizar un área implicará necesariamente sacrificar otra. A lo largo de la campaña la temperatura media del ambiente va descendiendo gradualmente, lo que obliga al jugador a estar al día en sus mejoras del generador, la calefacción y el aislamiento. Haga lo que haga el jugador no podrá proteger todos los edificios del todo en todo momento, lo que de nuevo obliga a tomar decisiones y hacer sacrificios.
¿Qué sucede pues en el modo infinito? Si repasamos el diseño de la mecánica de la temperatura, vemos que un edificio puede obtener 40 grados del generador, 30 de la calefacción y 30 del aislamiento. Esto significa que si la temperatura desciende de los 100 grados no hay nada que el jugador pueda hacer para protegerse de eso. El juego sería injusto. Por otro lado, ¿qué sucede si el jugador mejora todos los edificios y el generador a tope y desarrolla la producción de carbón de su economía como para poder calefactar toda la ciudad todo el rato? Entonces cualquier temperatura igual o menor a 100 grados será igual que si hiciera 0 grados. Todos los ciudadanos estarán protegidos en todo momento y la dificultad es trivial.
Ese es el dilema del modo infinito de
. Con las mecánicas que tiene el juego es un modo imposible de diseñar. Si la temperatura desciende por debajo de lo que el jugador puede gestionar incluso si jugara perfecto la partida terminará inevitablemente en una derrota. Si la termperatura nunca desciende de los 100 grados llegará un momento en el que el jugador lo hará todo, terminará su ciudad. Todos los edificios estarán protegidos del frío tanto como el juego lo permite. Toda la producción de recursos y comida estará optimizada al máximo y será llevada a cabo por autómatas que no enferman y a los que no afecta el frío. Todas las tecnologías habrán sido investigadas y el jugador podrá incluso demoler los talleres pues ya no servirán para nada. La ciudad será capaz de operar automáticamente sin perder nunca con lo que el juego se vuelve poco más que un fondo de pantalla animado. En este momento bien podría uno dejar de jugar, pues no hay nada más que hacer. Se haga como se haga no hay tal cosa como un modo infinito.