Victoria y la glorificación del esfuerzo
Publicado el 30 de junio de 2020
Victoria
(Sebastian Schipper, 2015) es una película dificilísima de rodar. La película consiste de un solo plano secuencia de dos horas y cuarto, y está rodada en una sola toma, sin recurrir a trucos como los que usa Hitchcock en
La soga
o Sam Mendes en
1917
, aprovechando muy oportunos obstáculos que pasan por delante de la cámara para cortar sin que se note. El trabajo tanto de los actores como del operador de cámara es titánico, y tiene muchísimo mérito, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de cosas que podían salir mal con ese guion y que los habría llevado a volver a empezar.
Y quizá por eso no debería sorprender que siempre que se hable de
Victoria
se hable de su plano secuencia de dos horas, y se elogie el esfuerzo de rodarla. La persona que me la recomendó sólo me habló del plano secuencia (y de que se había rodado en Berlín), ni siquiera me contó de qué iba la película. La descripción que hace FilmIn reza así: “Un ejercicio de realización kamikaze […], un estamento de ambición, valentía y riesgo, un febril
tour de force
a nivel directorial (rodada en un único plano secuencia)”, y ya luego procede a algo parecido a una sinopsis. Si uno busca críticas, toda la atención va al mismo lugar.
Pero lo cierto es que la dificultad de rodaje de una película no la hace mejor ni peor. Que el rodaje haya sido una odisea o un juego de niños es irrelevante en el momento en el que el espectador se sienta en su butaca y lo único que importa es lo que ha quedado grabado en el celuloide, haya venido de donde haya venido. El plano secuencia es una herramienta más del lenguaje cinematográfico, no un fin en sí mismo, y creo que el elogio al mérito del equipo que hizo esta película ha ahogado completamente cualquier tipo de discusión sobre si el plano secuencia de dos horas y cuarto es necesario o no.
La soga
de Hitchcock, que mencionábamos antes, no es una buena película porque esté formada por un único plano secuencia, sino por su perfecto manejo del suspense que te tiene la hora y media que dura en el borde de la silla y comiéndote las uñas.
El plano secuencia fuerza a que el tiempo de la película se corresponda con el tiempo real. En el cine, el corte permite introducir saltos en el tiempo. No hace falta que sean de horas o de días, una escena normal tiene cortes invisibles de segundos que son imperceptibles, pero que la agilizan, y que podrían hacer que se sintiera demasiado lenta si no estuvieran ahí. Y esto en
Victoria
es irregular. Hay momentos, sobre todo hacia el final de la película, en los que hacer que la acción avance en tiempo real en lugar de saltar directamente al momento de interés crea una enorme anticipación y una intriga que te come por dentro, sobre todo combinada con esos planos contrapicados y de ángulos extraños en las escenas dentro del coche y los movimientos en los que la cámara sigue a la espalda de un personaje a lo
Elephant
(Gus Van Sant, 2003). Y el plano final, en el que la cámara se queda quieta y vemos a Victoria alejarse andando por la calle, es precioso, y la forma perfecta de dejar reposar tras la última media hora de locura. Pero también hace que el principio de la película se haga eterno. La trama necesita 50 minutos para llegar siquiera a plantear un conflicto. 50 minutos de unos personajes que no son especialmente interesantes, y cuyos diálogos improvisados que no dicen gran cosa ni lo dicen bien no me habría importado ahorrarme.
En general me gusta mucho
Victoria
, y creo que a fin de cuentas lo bueno supera a lo malo y que el uso del plano secuencia queda justificado. Sin embargo, también creo que hay partes de la película, sobre todo al principio, en las que el plano secuencia es un lastre, y la película sería mejor sin él, pero la dificultad de su rodaje lo blinda de toda crítica de forma injustificada ya que la dificultad de rodaje no está correlacionada con la calidad de la obra. También me hace preguntarme cuánta de la atención que ha recibido la cinta se debe únicamente a la proeza técnica, y no a la calidad de la misma.
Logo of RSS.