cuenta la historia de un hombre que tras sufrir un infarto no puede trabajar por orden del médico, pero al que por una negligencia no le conceden la prestación por incapacidad. Para no quedarse sin ningún ingreso, solicita la prestación por desempleo, la cual le requiere buscar activamente trabajo para poder seguir recibiéndola. Entonces sucede esta escena.
Lo que me parece destacable de esta escena es la reacción del contratador cuando Daniel menciona la palabra “subsidio”. Instantáneamente Harry pasa de pensar que Daniel es un hombre trabajador al que quiere contratar a pensar que es un vago que vive de las prestaciones públicas sin trabajar y le cuelga sin escuchar ninguna explicación. “¿Subsidio? ¿Prefieres estar cobrando el subsidio a trabajar? Pensaba que ibas en serio. He pasado mucho tiempo ojeándolos todos. Creía que eras el más currante de todos pero veo que sólo querías hacerme perder el tiempo.” Es más, ignora las explicaciones que ya le han dado. Daniel ya le ha dicho que no puede trabajar por orden de su médico, pero Harry parece olvidar esto al instante. Mientras tanto, el espectador de la película, que tiene más conocimiento y más contexto porque lleva ya una hora siguiendo las andanzas del señor Blake, sabe que este no es ningún vago y que son las difíciles condiciones en las que se encuentra las que le llevan a hacer lo que está haciendo.
Buscando alguna explicación para la injusta reacción del señor Edwards, hay que analizar los prejuicios que este puede tener entorno a la palabra “subsidio” y las personas que cobran una prestación por desempleo. En la cabeza del señor Edwards, y de los señores Edwards del mundo, cobrar este tipo de prestaciones está asociado a la vagancia, a tener una elección entre trabajar y no hacerlo, y decidir no trabajar porque total te pagan igual. Se ignora totalmente a la gente que se ve en la necesidad de cobrar este tipo de ayudas para centrarse en lo malo, que es además muy minoritario. En vez de ver el paro como un derecho que protege al trabajador de posibles circunstancias adversas, se ve como un modo de parasitar a la sociedad.
Conviene recordar, en estos tiempos de pandemia en los que mucha gente se ve avocada a situaciones de precariedad y se habla de medidas como la renta mínima, que este tipo de argumentos contra los derechos de los trabajadores vienen siempre desde la derecha y que lo que buscan es enfrentar al penúltimo con el último para beneficio de una élite. Y también darse cuenta de que logran calar en la sociedad mucho más de lo que pensamos, y que películas como
Yo, Daniel Blake
de Ken Loach son una buena cura de realidad para estos argumentos nocivos que se cuelan en nuestro imaginario colectivo.