Al principio me estaba costando leer
(Sean Baker, 2024). Durante el comienzo de la película no entendía muy bien qué estaba haciendo ni qué quería hacer. A ratos parecía que iba a ser algo tipo
(Paul Verhoeven, 1995) y a ratos simplemente veía a un grupo de chavales irse de fiesta. ¿Va a ser esto un comentario sobre el trabajo sexual? ¿Una modernización de la Cenicienta? ¿El mito de Fausto? ¿Quién son estos personajes y por qué son así? No me quedaba claro a dónde iba la cosa. Y entonces llega la escena de 25 minutos en la que los matones armenios del padre de Ivan le hacen una visita al chaval en su mansión de Nueva York. Esta escena es graciosísima. Es un caos de gritos y peleas y persecuciones. Hay slapstick, comentarios ingeniosos, cagadas ridículas, momentos de ternura y de violencia sin sentido. Todos estan como una cabra, cada uno va a su bola y todo sale mal. Es buenísima. Esta escena marca además el tono de lo que será el resto de la película. Y también me hace darme cuenta de lo que está haciendo la película: es una comedia screwball.